Liceos de Excelencia [Carta en La Tercera]

Señor director:

Con la presentación del primer colegio de excelencia, el país ha recibido el regalo más significativo de su aniversario. Quizá no sea tangible como los grandes edificios ni capture la atención como recientes espectáculos, pero estos colegios se perpetuarán en el tiempo como lo hacen las grandes obras que hoy aún disfrutamos.

Vendrán opiniones que desestimen la efectividad de estos establecimientos diciendo que no solucionan el problema en la calidad de educación. Debemos recordar que otras medidas -como los incentivos a las pedagogías, aumentos en las subvenciones preferenciales y reformas al sistema de gestión- apuntan a mejorar el sistema en su totalidad. Pero mientras ellas avanzan, no podemos seguir permitiéndonos perder año a año estudiantes que tienen las capacidades, pero no se les han entregado las herramientas para poder educarse.

El problema en educación es un círculo vicioso y las medidas antes señaladas buscan romperlo en algún lugar.

Los colegios de excelencia vienen a llenar de esperanzas a los jóvenes y motivarlos a realizar un estudio de calidad, dándoles la seguridad de que su esfuerzo será reconocido y que no se permitirá la injusticia de desperdiciar su potencial. A su vez, para el país queda la esperanza -como la que tuvo Camilo Henríquez cuando fundó el Instituto Nacional con el objetivo de "dar a la patria ciudadanos que la defiendan, la dirijan, la hagan florecer y le den honor"- que de aquellas aulas egresen los líderes que concluyan la transición hacia un país mejor.

Nicolás Vallejos Rojas
Presidente JóvenesxChile
Puedes encontrar la carta publicada aquí

ayer cruzamos nuestros caminos

no te percataste, pero lo hiciste una vez más.


Los jóvenes y la segunda independencia

Publicado por Nicolás Vallejos en Contexto Jóven de Diario Financiero

En septiembre, hace 200 años, se dio inicio al proceso que lograría dar a nuestro país independencia total desde la Corona española. En aquella oportunidad la ciudadanía exclamaba "¡junta queremos! ¡Junta queremos!". Dentro de ellos, uno de los más fervientes juntistas era Toro y Zambrano, quien con sus 83 años se encargaría de presidir la Primera Junta Nacional de Gobierno.

Sabemos bien que este hito sólo sería el inicio de un difícil y arduo camino, también sabemos que son otros los héroes que llevarían a la independencia a nuestra patria. Héroes llenos de ideales, energía y patriotismo. Héroes jóvenes que en conjunto promediaban menos de 30 años de edad.

En el Chile del Bicentenario, durante los últimos años hemos visto una escalada de la participación juvenil en distintas áreas de la sociedad civil. Hace ya cuatro años se inició con la revolución pingüina, continuó con el fuerte aumento de los grupos de voluntariado y especialmente en este año los jóvenes han respondido a las circunstancias. Ante el terremoto fuimos quienes ayudamos a superar la emergencia, ante la desigualdad en educación somos quienes van al rescate de los estudiantes más vulnerables atendiendo el llamado del Servicio País en Educación y durante la semana recién pasada fueron los jóvenes, quienes a través de la presión ciudadana, lograron que el presidente acordara la reubicación de la termoeléctrica Barrancones.

Sin embargo, todo el entusiasmo y entrega no siempre se refleja en acción a la hora de hacer política, pues en este camino aún hay grandes muros que impiden nuestra participación. Debemos corregir esto, ya que para hacer política de calidad se requiere a los mejores, sin importar su origensocial, regional o religioso, pero por sobretodo sin hacer prejuicios hacia nuestra juventud.

Los jóvenes estamos preparados para servir a Chile. Estamos totalmente agradecidos de los grandes servidores públicos que lo han llevado hasta el lugar donde está hoy, pero estamos muy ansiosos de ser el relevo y los responsables de llevar al país a una nueva independencia. Una independencia de la pobreza, la desigualdad y el subdesarrollo, para concluir este segundo proceso y como nuestros héroes poder gritar ¡Viva Chile, mi joven Patria!