Me siento engañado, me siento engañador.
Es duro entender que tras ese decir no hay un verdadero sentir, y que yo he caído en ese juego y deseo seguir jugándolo porque me encantaba vivir como un niño e ignorar lo que sucedía a mi alrededor, ser un niño que pensaba que aquellos eran perfectos y que buscaban lo mejor para ti tal como un padre se preocupa de su hijo dándole un amor fraternal, un amor que muchas veces no es comprendido pero en el que el padre tiene fé de ver sus resultados. Era tierno pensar que aquel lugar es inalcanzable porque no lograré ser tan altruista porque mi moral no está a ese punto, porque yo no soy capaz de sacrificarme tanto como ellos, pero nada de eso es verdad.
Pero nada de eso es verdad, porque aunque no suene como dicho de mi boca: el sistema es una mierda, porque aquel servicio público al que invocan en cada elección no es así, que su cercanía tampoco lo es. Pensé que estaba mal, me he cuestionado y me costó reconocer que era así. Con un gran dolor lo reconozco porque me duele pensar que quiero ser parte de eso, me duele pensar que muchas veces ya lo he sido esbozando aquella sonrisa falsa que tanto detesto, saludando a personas que no quiero y peor aun calculando mis palabras y hechos de la manera más provechosa y mejor mirada, que NO es la mía.
Me duele,
No quiero ser conformista,
No quiero bajar la frente y dejar que otros me dirijan,
No quiero engañarme y ver las cosas color rosa,
No quiero fingir más y no vivir lo que siento,
No quiero seguir omitiendo las falencias que veo,
No quiero desgastarme por aquellos que no lo merecen,
No quiero ser un individualista que se aprovecha del mercado,
Pero lo estoy siendo, y creo que lo seré
Porque el decir que no lo sería es el máximo engaño que me puedo hacer porque somos animales que buscan su sobrevivencia y la de los que quieren, porque me pregunto como el ex presidente Lagos que estudió en mi colegio, que fue dirigente secundario y quiso cambiar la educación no lo hizo teniendo todas las herramientas…
La gente joven está convencida de que posee la verdad.
Desgraciadamente,
cuando logran imponerla ya ni son jóvenes ni es verdad.Jaume Perich (1941-1995) Humorista español.
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