¿Qué hará el nuevo gobierno con los jóvenes?

Por Nicolás Vallejos
Presidente de JóvenesxChile

La respuesta a la pregunta de qué hará el nuevo gobierno con los jóvenes obviamente la sabemos, aunque hay un cierto aprecio por el recambio generacional. Las supuestas causas de la desafección política juvenil son muy conocidas, aún sin estudios concretos que las avalen: el sistema binominal y el voto obligatorio se inscriben como las grandes barreras que marginan a los jóvenes de la política.

Creo que están equivocados, y que la participación no se reduce a los procesos eleccionarios. De ser así sólo bastaría realizar modificaciones legales que permitieran el voto voluntario y se acabaría el problema, que ciertamente es más complejo.

Por lo tanto, el desafío comienza por generar un proceso permanente de fomento a la participación social y política y, a su vez, ampliar el concepto de lo político promoviendo a la sociedad civil, que finalmente actúa como convertidor de las aspiraciones y recursos asociativos juveniles.

Para lograr el desafío es necesario impulsar una educación para la democracia, que logre empapar al joven de lo importante de su participación. Ese recurso lo testimonió David Smolansky, dirigente estudiantil de oposición en Venezuela, cuando visitó nuestro país -invitado por Jóvenes por Chile- a mediados del año pasado: él decía que una causa de los problemas de su país era la desidia y desinformación de la generación de sus padres durante su juventud, con los pésimos resultados que hoy se ven y se sufren.

Hay también medidas instantáneas como la confianza de los gobiernos en los jóvenes, como fue para Andrés Zaldívar, Fernando Flores, Sergio Bitar o Miguel Kast hace algunas décadas, cuando encabezaron carteras cruciales en su juventud. Hoy los ministros más jóvenes superan los cuarenta años en un proceso que se arrastra desde hace algún tiempo.

Esperamos que el nuevo gobierno retome aquella tendencia, poniendo jóvenes capaces en puestos de relevancia, incluso ministerios, lo que sería una gran noticia. Pero también esperamos que los mismos jóvenes no se queden esperando las llamadas, sino que asuman con decisión la tarea de servir, influir y mejorar las cosas.

(Tribuna Libre del Diario Financiero, miercoles 3 de febrero de 2010)