Publicado por Nicolás Vallejos en Contexto Jóven de Diario Financiero
“El primer cuidado de los legisladores ha de ser la educación de la juventud, sin la cual no florecen los Estados”: con esta cita de Aristóteles, Fray Camilo Henríquez iniciaba las bases para la creación del Instituto Nacional. Hoy, 198 años después, vemos con mucha alegría que la escuela cuyo objetivo era “dar a la patria ciudadanos que la defiendan, la dirijan, la hagan florecer y le den honor”, se mantiene como el gran bastión de la educación pública. Sin embargo, con tristeza constatamos como algunos legisladores no entienden las palabras de Aristóteles y desconocen el arduo trabajo de una comisión que por dos años preparó esta ley, traicionan también el mediático “acuerdo nacional por la educación” e incluso sus lealtades con el anterior gobierno para postergar una vez más la educación de los más necesitados.
La ley que se discutió ayer en la Cámara de Diputados tiene un noble espíritu: se propone recuperar la educación de calidad para quienes más lo necesitan con el objetivo de mejorar la equidad del sistema educativo y también de la sociedad. Lo anterior se logrará mediante la supervisión del uso de recursos públicos, nuevos estándares de calidad y una arquitectura del sistema educativo entre otros.
Inevitablemente esta revolución tendrá sus costos y estos no solamente son materiales. Esto lo debieran entender principalmente el Colegio de Profesores y los funcionarios que ven sus propios problemas. En esta área es necesario que el gobierno se mantenga firme en sus planteamientos y esté del lado de los estudiantes. La ley y el mejoramiento de la calidad educacional es un anhelo largamente acariciado que no puede seguir esperando, porque son demasiados los retrasos, malos resultados y promesas sin cumplir, que se han acumulado tristemente durante mucho tiempo.
Cada año perdemos alumnos que tienen las capacidades, pero no se les han entregado las herramientas para poder educarse. Inevitablemente estos se pierden y no tiene otro nombre que injustica. Sin embargo, nadie es responsable de esto, pocos advierten la necesidad de mejora y casi nadie los ayuda: para esto es esta ley y es por eso que la necesitábamos ahora.
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