El 11 de agosto de 1967 la Casa Central de nuestra universidad amaneció tomada, los estudiantes -mucho más elitizados y privilegiados que hoy en día- buscaban cambios en la universidad "… para que se coloque al servicio de su pueblo".
Dejando de lado la discusión sobre las propuestas educativas, me preocupa en gran manera que desde la casa de estudios de donde supuestamente egresarán los mejores profesionales y responsables de la patria futura abunde la intransigencia pero por sobretodo la INDIFERENCIA.
Aquellos que creen que se salvan solos y creen que les fue bien sólo por sus méritos, olvidan reconocer el aporte de cientos de personas que por décadas lucharon para que tuvieran acceso a educación pública de calidad, ellos o sus padres. Ante dicha indiferencia, creo que la burbuja se debe reventar y la UC despertar.
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