Imaginó que construiría su nido en lo alto. Que la integridad de su comportamiento lo protegería contra la mala suerte. Y sus amigos comenzaron a creer incorrectamente que el Señor lo había castigado porque había hecho algo malo en secreto.
Pero no.
La mala suerte también sigue al bueno. No podemos protegernos contra ella. No podemos proteger a nuestros hijos. No podemos decirnos, "incluso si yo no soy feliz me aseguraré de que los demás lo sean´´.
Corremos a favor del viento y pensamos que lo tendremos de nuestro lado para siempre. Y no lo hará. Nos desvanecemos como una nube. Nos marchitamos como el pasto en el otoño. Y como a un árbol, nos salen raíces.
¿Hay fraude en el esquema del universo? ¿Hay algo que no sea mortal? No hay nada que no muera. No podemos quedarnos donde estamos. Debemos ir hacia adelante. Debemos encontrar aquello que es mayor que la fortuna o el destino. Nada puede traernos paz a cambio.
¿El cuerpo del hombre sabio o del justo, está exento del dolor? ¿De la intranquilidad? ¿De la deformidad que puede cegar su belleza? ¿De la debilidad que puede destruir su salud? ¿Confían en Dios? Job también estaba cerca del señor. ¿Son tus hijos y amigos tu seguridad? No hay escondite en todo el mundo donde no te encuentren los problemas. Nadie sabe cuando la pena pueda visitar tu casa. En un mismo momento todo le fue quitado a Job, supo que el señor fue quien se lo llevo. Con el paso de los años vio lo que es eterno. Él solo vio la mano de Dios dar. Pero también la vio quitar. ¿El será el único que vera a Dios virar su rostro hacia él? ¿O tal vez verá a Dios también darle la espalda?
Hay que madurarla para valorarla
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